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PRINCIPIOS BÁSICOS PARA LA RELACIÓN DE PAREJA

En las relaciones de pareja se establece un intercambio constante de energía. Sin darnos cuenta nos pasamos los días, meses y años jugando al boomerang, es decir, influimos en nuestra pareja y ésta nos influye a nosotros.  Las emociones se disparan y llenan nuestro espacio vital y contagiamos a todo aquel que esté a nuestro alrededor.

Como ya sabemos las emociones nos invitan a tomar una determinación, tanto si las emociones son de carácter positivo cómo negativo la energía que desprenden nos llevaran a realizar acciones productivas o perjudiciales, y estas acciones repercutirán, por contagio emocional,  a las personas que nos rodean, creando vínculos de mejor o peor calidad.

De nuevo recordaros lo importante que es aprender a gestionar las emociones para poder invertir nuestros recursos afectivos a la mejora de nuestra vida en pareja.

¿Cuáles son los principios básicos para mantener una sana relación?

Autonomía personal : La pareja no está para solucionarte la vida, procurarte la felicidad, colmar tus necesidades, resolverte los problemas, evitarte los conflictos. Tu pareja te acompañará y apoyará para que los resuelvas tu mismo.

Para poder mantener una buena relación cada uno debe luchar y poner los medios para convertir en realidad su proyecto de vida, asumiendo la responsabilidad que conlleva y cuidándonos para llegar a conseguirlo.

Si crees que tu pareja debe salvarte y apoyarte en todo tienes un serio problema, deberías revisar tu confianza y autoestima.  Una demanda excesiva de ayuda acaba cansando a la persona más generosa y puede llegar a destruir la relación.

Sobreprotección (efecto «mami» o «papi») : ¿Cuántas personas asumen que deben salvar y proteger constantemente a su pareja como signo de amor? Otro error. Hacer de papá o mamá sobreprotegiendo o mimando a todas horas producirá cómo resultado que tu pareja entre en una vía de comodidad y egoísmo que empobrecerá la relación.

Lo correcto es dejar que tu pareja asuma sus responsabilidades, tome las decisiones que quiera, aún a riesgo de equivocación, y se enfrente a las dificultades. El trabajo conjunto es animaros mutuamente, daros confianza y potenciar vuestras capacidades.

Reconocer su individualidad : No presupongas jamás que lo que te gusta a ti le tiene que gustar al otro. Podemos intuir lo que la otra persona necesita , lo que le gusta o disgusta, conocer sus deseos y sus propósitos, pero solo lo sabremos si preguntamos y escuchamos con interés y atención.

Respeta cómo quieres que te respeten a ti : No hagas a tu pareja aquello que no quieres que te hagan a ti. Aunque parezca que sea algo lógico, ¿cuántas veces nos quejamos de recibir algún trato que no nos gusta y no recordamos que nosotros lo ejercimos a otro/a alguna vez?

No controles, no invadas su intimidad, no te quejes constantemente, no ignores, no menosprecies, no grites, no lo critiques ante los demás,  no infravalores, no agobies…. Todas estas acciones generan emociones difíciles de gestionar que pueden provocar un desgaste y caos posterior en la relación haciéndola insostenible.

Evita el rol de salvador/a : No podrás dar ni hacer por tu pareja lo que no eres capaz de darte o hacer a ti mismo. Muchas personas acatan el rol de salvador/a de los demás para recibir atención, cariño o reconocimiento, sin saber que su principal responsabilidad es salvarse a sí mismos.

Uno no podrá dar amor si no se ama; cuidar si no se cuida; calma si no tiene sosiego; comunicar si no se habla consigo mismo. Aquel que intenta dar lo que no se sabe dar a si mismo acaba frustrado y se siente explotado por los demás. Nunca lo que reciben del otro es suficiente, necesitan más. Una persona así no podrá colaborar en la felicidad de nadie, si no se responsabiliza de construir su propia felicidad.

Limpieza de relaciones malsanas : Tenemos el deber de hacer limpieza de las relaciones de pareja insanas, ficticias, tóxicas que obstaculizan nuestro crecimiento como personas.

Si sentimos respeto por nosotros mismos y queremos conservarlo con la mayor dignidad posible hemos de ser conscientes y reconocer que estamos inmersos en una relación de pareja basada en una dependencia que nos encierra y repliega en lugar de facilitarnos nuestro avance. Este tipo de relaciones provoca mucho sufrimiento y disminuye nuestra autoestima; reduce nuestro mundo afectivo y las posibilidades de relacionarnos con el entorno.

Nuestro deber es hacer limpieza y finalizar la relación. Sólo así podremos continuar sintiendo respeto por nosotros mismos y proporcionarnos una nueva oportunidad de relacionarnos con entornos más adaptativos y sanos.

Virginia Picó

Coach en Desarrollo Personal y Relaciones Afectivas

Consulta presencial y Skype

Bibliografia : «Juntos pero no atados». J.soler/M.Conangla

Un comentario

  • ramon

    muy buen escrito, aunque la mayoria de personas no ven sus limitaciones y piensan que sus creencias son lo que tienen que prevalecer sobre los demas. Es muy complicado ver nuestros propios errores. Gracias Virginia.

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