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Sexo Oral(V) – Infidelidad

Cuando la monogamia se va al traste

Son muchos los hombres y mujeres que han experimentado, alguna vez, una aventura sexual dentro del matrimonio, y no solamente han dado rienda suelta a sus instintos básicos erótico-sexuales, sino que la mayoría de infieles manifiestan haber comprobado un aumento en sus valores personales tales como : mayor autoestima, confianza sexual, placer, y autonomía personal.

Entonces, ¿por qué la infidelidad puede acabar con la relación de pareja? Porque es muy difícil superar el sentimiento de “traición” por parte de aquel o aquella en quien habías depositado toda tu confianza.

Como seres humanos que somos y teniendo en cuenta nuestra biología, hemos de tener muy claro que, antropológicamente hablando, la monogamia no es lo natural. Abstenerse en pensar que natural es lo bueno, y que todo lo demás es lo malo, porque sería un gran error; ¿verdad que es “natural” que tengamos rondando por nuestro cuerpo virus y bacterias, y, sin embargo, no podemos considerar que siempre nos hagan algo “bueno” a nuestro organismo? Por lo tanto, teniendo en cuenta nuestros genes, como descendientes de los primates que somos, para conseguir ser monógamos hemos de luchar constantemente contra nuestra biología.

La infidelidad se da en un porcentaje igual entre hombres y mujeres, porque según las últimas estadísticas del CIS (centro de investigaciones sociológicas), el 50% de los hombres son o han sido infieles en algún momento de su vida; por lo tanto, cabe pensar que el mismo porcentaje de mujeres han traicionado alguna vez a su pareja. Hay otros datos a tener en cuenta sobre la promiscuidad y variedad sexual: de entre más de 4.000 especies de mamíferos existentes, menos de 50 viven en pareja; de 185 sociedades en el mundo, solo 29 practican la monogamia; es durante la época de ovulación de la mujer cuando se producen más infidelidades; solo un 30% de mujeres reconocen ser infieles ante un 48% de hombres.

Antes del siglo XII no existían normas que regularan la conducta sexual, pero a finales de la Edad Media, se introdujo el castigo por adulterio y se estableció la monogamia como norma de represión y de control para regular la conducta sexual, religiosa, política, social y moral de las personas.

Y desde entonces, hasta hoy en día, la monogamia se ha convertido en un tipo de relación amorosa y sexual exclusiva entre dos personas que permanecen unidas por un vínculo; sin olvidar que la idea de fidelidad nos ha venido impuesta por nuestras creencias sociales, familiares y religiosas. Tal como dijo Freud en una ocasión, “la monogamia es la represión de los instintos sexuales”, por ello es tan difícil vencer a nuestros impulsos y creer utópicamente que seremos fieles para el resto de nuestros días. Aunque parezca lo contrario, la energía que invertimos en ser monógamos es inmensa, porque para mantener firme nuestra fidelidad necesitamos poseer un alto nivel de madurez personal, una seguridad en nosotros para saber que hemos elegido la pareja más conveniente, ser comprometidos en trabajar y mantener una relación de pareja saludable y mantenerla de por vida.

¿Cuáles son algunos de los factores que nos impulsan a ser infieles? Ante todo la naturaleza humana, la irrefrenable atracción que se produce entre el hombre y la mujer. A partir de aquí, influyen otros factores igual de importantes para que se produzca la infidelidad:

Inseguridad personal, falta de atención de tu pareja, desmotivación en la relación, confusión de sentimientos, monotonía y rutina en la vida en común, falta de pasión en las relaciones sexuales, baja autoestima, carencias afectivas, celos o posesividad exagerada de la pareja, apego asfixiante, estrés y presiones, indiferencia entre la pareja, rechazo sexual, nacimiento de hijos, desatención del conjugue, enamoramiento ficticio hacia otra persona, falsa sensación de poder y libertad por el hecho de “conseguir el amor” de otra persona, sensación de vacío y soledad, cambios de conducta, dudas ante la elección de pareja….

Todos estos factores implican que algo no está funcionando en ti y en tu relación de pareja, por tanto, lo sensato es ahondar en lo que te está sucediendo y no intentar camuflar la realidad mediante relaciones sexuales, amantes varios y mentiras, porque lo único que conseguirás a largo plazo, es un gran sentimiento de culpa, pérdida de equilibrio personal y aborrecimiento emocional. Recuerda que la infidelidad es un juego peligroso en el que dos personas compiten por mostrar su mejor rostro y hacer alarde de los mejores sentimientos de amor, pero en el fondo, todo esta sinfonía de color de rosa, encierra carencias, inmadurez personal y una huida de algo o alguien (quizás de ti mismo/a) que te produce infelicidad, malestar y tristeza. Si crees sinceramente que la monogamia no está hecha para tí, que es difícil de sobrellevar y que lo natural es disfrutar de varias parejas, adelante!!! Pero tenlo en cuenta antes de formalizar cualquier tipo de relación estable y evitarás dejar varios cadáveres emocionales por el camino.

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