Coaching de Pareja,  Coaching emocional

ME DUELE EL AMOR -RELACIONES TÓXICAS-

Es muy posible que si estás leyendo esto es porque has pasado o estás pasando una relación tóxica y enfermiza con alguien, y quieres saber un poco más sobre el tema. Pues bien, antes que nada comentarte que si estás inmerso/a en este tipo de relación es la prueba irrefutable que algo en ti no funciona demasiado bien. Entenderás que las personas que acostumbran a respetarse a sí mismas, que reconocen lo qué quieren en su vida personal y que gozan de una autoestima más o menos equilibrada no son el prototipo de personas que estarían inmersas en una relación dañina.  La persona tóxica busca un tipo de persona que se convierta en el centro de todo su malestar, a quién pueda culpabilizar de todas sus desgracias y a quién pueda infravalorar sin recibir oposición ninguna.
Si bien es cierto que, en alguna ocasión, cualquier persona puede generar conductas destructivas para obtener algún beneficio, las personas tóxicas las provocan siempre con una habilidad digna de cualquier mente patológicamente dañada para obtener su propio placer, provecho y alimentar su corrompido Ego.

Tipos de relaciones

La relación ideal que deberíamos mantener las personas (en el ámbito social, profesional, familiar o amoroso) es la sinergia gano yo-ganas tú. Las relaciones significativas de nuestra vida no surgen de forma espontánea, requieren de un esfuerzo para construirlas y mantenerlas en el tiempo. Cualquier relación, para que fructifique, debe tener como característica propia «obtener beneficio» por ambas partes. Yo estoy bien y quiero que tu estés bien.

Este debería ser el paradigma de todas las relaciones, personas que buscan el beneficio mutuo, que promueven la felicidad del otro/a y la suya propia, que buscan cooperar con el otro/a en vez de competir, escuchar más y conocer las necesidades del otro/a. Estas características promueven la interdependencia y la abundancia emocional en la relación.

La persona tóxica, por supuesto, no tiene en cuenta este paradigma, puesto que el suyo es totalmente distinto, gano yo-pierdes tú. Partimos de la base que el individuo o individua tóxica no aprecia al otro/a, su obsesión es manipular, imponiendo sus decisiones puesto que sólo confía en sí mismo y poco, o nada, en los demás.

Los que son manipulados acceden a este juego siniestro por diversas causas:

Baja autoestima. Constantemente piensan que han encontrado a la persona ideal y que bajo ningún concepto la pueden perder, por lo tanto, harán cualquier cosa para agradar al otro y perderán el poco respeto y estima que tienen hacia sí mismos/as. Se preguntan: “sin esta persona, ¿Que sería de mi vida?

Salvadores. El Rol por excelencia de muchas mujeres y algunos hombres. Creer que podrán cambiar a esa persona, que con su apoyo y ayuda cambiará y se convertirá en el príncipe o princesa de cuento que desean. Gran error… las personas no cambian porque otra persona lo desee, sólo cambian si lo desea la propia persona y cuando, por fin, se dan cuenta que su vida es un desastre por su propia forma de ser.

Víctima.  Otro de los roles más prolíficos de este siglo. Evitan aceptar que la vida que tienen es la que ellos/as han creado con sus actitudes, aciertos, errores… y prefieren culpar a quién sea y a cualquier situación. Frases típicas del victimista son : «si la vida me lo/la ha puesto en  mi camino será por algo», «No tengo otra salida»

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Necesidad de cariño. Toleran cualquier cosa: uso, abuso, egoísmo, maltrato, falta de respeto… por un poco de cariño.

No soportar la soledad. No saben vivir solos, que es lo mismo que decir que no se aguantan a sí mismos/as. Son capaces de pagar, a cualquier precio, la compañía de otra persona, con tal de estar acompañados.

Revisa tu relación, revisa cuánto eres capaz de tolerar, si crees que la balanza se inclina hacia el lado tóxico, es momento de reconsiderar qué está sucediendo en ti y ponerle remedio.

Un comentario

  • ramon

    Excelente escrito Virginia. Ni que decir tiene que lo más sensato antes de empezar una relación en pareja es conocerse a sí mismo, estar en paz y saber que no necesitas a nadie para estar bien. Pero parece ser que en esta sociedad prima antes, el tener una relación (buena o mala), que el vivir en soledad porque no se ha hayado a la persona que merezca estar a tu lado. Estereotipos de «solterón» o «solterona», y/o «la familia es lo más importante para ser feliz», ha hecho y hace mucho daño a la individualidad del ser. Y eso no tiene nada que ver con el egoismo, sólo es la libertad individual de la persona.
    Gracias por tu escrito.

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