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Aprendiendo a amar – Cuando sufrimos por amor

Con este artículo inauguramos una nueva serie dedicado a un tema que nos interesa a todos. En especial en estos tiempos tan difíciles.

“El amor es como una libreta de ahorro; de tanto meter y sacar se pierde el interés”

(Woody Allen)

No hace falta decir que nuestra felicidad depende, en gran medida, del amor. Del  amor en general y del amor en pareja en particular. Amar y ser amados se convierte en una necesidad, en un principio básico sobre el cuál verificamos nuestro grado de felicidad : si hay amor la felicidad es posible; pero su ausencia me condena al sufrimiento más absoluto. Saber amar no es tan fácil como creemos; nacemos con un “chip” incorporado, virgen, en blanco, sobre el cuál vamos grabando nuestras experiencias y creencias amorosas….. y no siempre lo que aprendimos o nos enseñaron es lo idóneo para forjar nuestras bases sobre lo que significa AMAR.

Se necesita madurez y criterio para elegir a la pareja, pero generalmente, en la fase inicial, acostumbramos a escogerla, simplemente, porque nos gusta pero quizás no nos convenga. Posteriormente, cuando la relación avanza, es cuando nos damos cuenta si esta elección  es la más conveniente para nosotros, si realmente es compatible conmigo o si ciertamente hay verdadero amor.

Cuando nos encontramos ante esta encrucijada, es decir, “yo ya no te quiero pero tu me sigues queriendo” nos adentramos en un bucle de sentimientos contradictorios y oscilaciones en el estado de ánimo puesto que tu mente debe tomar una decisión que pospones,  y tu corazón te confirma el desamor exteriorizando una insatisfacción constante.

Aquí aparece en escena el sufrimiento amoroso, tanto por la persona que quiere dejar la relación, como la persona receptora de ese abandono. Es cierto que no todo el mundo sufre igual ya que la forma de vivirlo es personal y dependerá mucho del carácter y del grado de madurez de cada uno de los implicados. El conflicto emocional tendrá una repercusión más o menos grave según el perfil de carácter que posea cada miembro de la pareja. No reaccionará ni gestionará igual una ruptura una persona de carácter maduro que un reprimido o un neurótico; ni tampoco actuará igual una persona con un perfil u otro.

Por lo tanto no podemos generalizar la repercusión del conflicto emocional y es necesario identificar cada uno de los perfiles para hablar de la reacción ante el sufrimiento amoroso.

En el próximo artículo incidiremos en los perfiles y su actuación ante la variante antes mencionada, “ya no te quiero pero tu me sigues queriendo”….

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