Aprendiendo a amar(II) – Cuando sufrimos por amor
El sufrimiento amoroso tiene un amplio espectro de variantes, pero sea cuál sea la situación que provoca la crisis o la ruptura de pareja, la intensidad dolorosa nos hunde en un terrible estado de desesperación. Conviene precisar que no todas las personas sienten con la misma intensidad el sufrimiento, ni tampoco es lo mismo sufrir porque tú quieres dejar a tu pareja que ser dejado por ésta. Sea como sea, cada persona actúa de acuerdo a un perfil de conducta, y vale la pena conocer los perfiles caracterológicos para, por un lado, conocer mejor tu propia naturaleza y, por otro, para saber a quién tienes al otro lado del cuadrilátero del conflicto. Según el grado de madurez de los implicados, la crisis amorosa puede gestionarse con mejor o peor acierto, pero lo importante es conocer las reacciones propias y del otro para minimizar la intensidad del dolor que puedas experimentar. Los cuatro perfiles de carácter son: maduro, inmaduro, reprimido y neurótico. ¿Cuáles son las posibles reacciones de estos perfiles ante la variable “cuando ya no quieres y te siguen queriendo”…….?
El perfil maduro, recapacita antes de tomar la decisión y cuándo toma una determinación suele actuar de la forma menos perturbadora posible con el fin de evitar el sufrimiento propio y ajeno. Actúa sin prisas, hecho que provoca que muchas veces mantenga el vínculo con la pareja más tiempo del conveniente, causándole a ésta más sufrimiento emocional cuando la ruptura se produzca de forma definitiva.
El perfil inmaduro, se preocupa más por sus propios intereses que por el daño que pueda provocar. No tiene sentido de subjetividad para plantearse su responsabilidad en la ruptura, y prefiere convencerse pensando que la relación carecía de calidad. Para evitar cualquier sentimiento de culpa o reproches, el inmaduro/a evitará el contacto con su pareja, desaparecerá sin dejar rastro y buscará placeres compensatorios para superar la crisis.
El perfil reprimido, tiene un sentido de la responsabilidad muy elevado y esto le dificulta el tomar la decisión de dejar a su pareja. Muchas veces, y para evitar el sentimiento de culpa, prefieren adoptar el papel pasivo y esperar a que sea la pareja la que tome la decisión. Puede darse el caso de una ruptura rápida e inesperada, pero sólo se dará cuando la espera a que el otro/a tome la decisión se alargue excesivamente en el tiempo.
El perfil neurótico, puede tener más variantes de conducta teniendo en cuenta su grado de neurosis. Podemos hablar del/de la narcisista que suele abandonar de forma radical y sin ningún sentimiento de culpa, añadiendo un alto grado de manipulación psicológica hacia su pareja, puesto que la/lo hace culpable de la ruptura. El/la obsesivo/a actúa desde su visión egocéntrica y elabora un supuesto listado de pros y contras. Duda sobre el acierto de su decisión porque siempre teme sufrir si se equivoca, pero no le preocupa el sufrimiento ajeno. Acostumbra a tener un nuevo proyecto amoroso alternativo para convencerse de que la decisión tomada era la correcta.
Estos serían, a grandes rasgos, el comportamiento de los perfiles cuando deciden dejar una relación. Por supuesto no es un esquema único e inamovible, sino que la conducta puede modificarse teniendo en cuenta muchas otras variables psicológicas de la persona. La intención es que sirva únicamente como orientación si, en algún momento, nos viéramos inmersos en un conflicto emocional parecido y poder gestionar mejor el sufrimiento amoroso.